GOMA (GRACIAS POR DEJARME CONOCERTE)
Una vez la describí como una goma... ¡Ja! una goma, qué poco fino. De todos modos, la imaginaba de la forma en que suelen representar la curvatura espacio-tiempo. Supongo que "goma" y ella convergen en lo ¿elástico quizás?, pero ese día la precisión no fue lo mío. Aunque al final, la tristeza tiene mucho que ver con el espacio, en mi caso, y con el tiempo, en el de todos.
Me atrevería a decir que puedo dormir (¿o morir?) tranquila: yo subí a lo más alto. Es curioso reparar en cómo muchos escogen caminos equivocados buscando el directo, como directa fui yo sin saberlo. Sin saberlo y sin prepararme, sin anestesia y con lo puesto. Demasiado pronto o, según se mire, demasiado tarde.
Pero llegué, inconsciente, y solo había un siguiente paso probable.
Caer. Y ya se sabe desde dónde duele más.
Y si no era suficiente con parar en el punto de partida, en la tabla rasa sobre la que camina la mayoría, me hundí en la goma. La goma...
Es más fácil decir goma que mierda, pero más allá de eso, habría afirmado que era arena: si más luchas, más te hundes.
Entonces en el agujero sin tope, el cómo lo ignoro, la respuesta llega.
Tiempo, maldito tiempo, el problema siempre es contigo. Horarios y planes.
Así no. No habría más goma, no habría más tiempos.
Dicen que el corto plazo es bandera de locos, de temerarios y de inestables.
Y bueno, tal vez esté loca, pero una loca feliz no frustrada por las expectativas y el no ser.
Así se camina bien: valorando lo pequeño, que a la vez es lo más grande; buscando los peldaños que suben y que suman, huyendo de los que disturban. Siempre adelante.
Estuve arriba y estuve abajo y aprendí, o me enseñaron, que no se espera: se vive el durante.
